El Mercedes-Benz CLK 63 AMG Black Series fue la versión de calle del safety car de la Formula 1 y como coche de circuito que es, nada o casi nada tendría que envidiar a los coches a los que guía durante el curso de un gran premio. Lleva un motor atmosférico con una configuración de 8 cilindros en V y que cubica 6,2 litros, que mejora las prestaciones de la generación a la que precede gracias a los retoques en la admisión y el escape, consiguiendo ahora llegar hasta los 507 CV a 6.800 rpm y un par máximo de 630 Nm a 5.250 rpm. Acelera de 0-100 km/h en 4,3 segundos y su velocidad máxima está limitada electrónicamente a 300 km/h.